En Nueva York, el voto republicano ha ganado terreno, pero los demócratas todavía tienen un control fuerte sobre la ciudad y el estado. Esto complica los planes de deportaciones masivas prometidos por Donald Trump durante su campaña presidencial. Aunque no está claro cómo ni cuándo comenzará esta estrategia, los republicanos insisten en que los primeros objetivos serán los criminales.
Sin embargo, esta promesa ha generado preocupación entre organizaciones que defienden a los migrantes. Temen que el enfoque en “criminales” termine afectando a familias trabajadoras y separándolas.
La Gran Manzana: Una ciudad santuario en debate
Nueva York sigue siendo una “ciudad santuario,” con protecciones para los inmigrantes indocumentados. El alcalde Eric Adams y otros líderes demócratas defienden mantener estas políticas, aunque también se habla de revisar ciertos puntos para facilitar la deportación de quienes cometan delitos graves.
Por otro lado, líderes republicanos como Nicole Malliotakis aseguran que las políticas actuales no priorizan a los migrantes que trabajan y pagan impuestos, sino que benefician a quienes cruzaron la frontera recientemente. Según ella, el gobierno de Trump buscará sacar del país a los delincuentes, no a los trabajadores honestos.
La preocupación de los defensores de migrantes
Para muchos activistas y expertos, como Marlene Gálvez, directora de la Coalición de Inmigrantes de Nueva York, las deportaciones masivas siempre traen consecuencias negativas. Según Gálvez, el discurso que asocia inmigrantes con criminales crea un clima de miedo y desconfianza en las comunidades.
Organizaciones piden leyes que limiten la colaboración de agencias estatales con ICE, argumentando que las deportaciones no solo afectan a los pandilleros, sino también a familias que han construido una vida en Estados Unidos.
Retos legales y logísticos
Deportar a miembros de pandillas como ‘El Tren de Aragua’ no será fácil. Muchos han aprovechado permisos humanitarios, lo que dificulta su expulsión. Además, las tensiones diplomáticas con países como Venezuela complican aún más el proceso.
En este escenario, las políticas podrían terminar impactando a otros grupos de migrantes y causando separaciones familiares, algo que tanto defensores como detractores consideran un problema crítico.
¿Qué sigue para Nueva York?
Mientras los republicanos aseguran que las deportaciones estarán dirigidas a criminales, organizaciones y expertos recuerdan que los precedentes no siempre respaldan esta promesa. Por ahora, el debate en Nueva York continúa, con cada lado defendiendo su visión sobre cómo debería manejarse la inmigración en una ciudad diversa y compleja.